“La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciados del hombre…” – Art. 11 de la Declaración Francesa de 1789
No se trata de la aprobación del matrimonio entre homosexuales, ni de la aceptación del aborto o de la alza en el precio del limón; acontecimientos que llegan a afectarnos de alguna forma y en ocasiones a unos más que a otros pero qué hacer cuando nos privan del derecho a ser escuchados, a estar informados y a pensar de forma diferente. Se trata de la ley que va en contra de nuestra libertad de expresión, la Reforma en Telecomunicaciones. Existe mucha gente que aún no está al tanto de lo que sucede actualmente en el Congreso o que simplemente no saben el trasfondo de la nueva ley.
Suponiendo que vivimos en un país con un régimen democrático la libertad de expresión es una condición de existencia.
Si se aprueba dicha reforma todos los medios de comunicación independientes exponen a los usuarios a severas sanciones judiciales si las noticias publicadas llegan a restringir el orden público. En pocas palabras si tú quieres dar a conocer tu opinión sobre algún acontecimiento político en Twitter, por ejemplo, y dicha opinión causa revuelo el gobierno tiene derecho a investigar tus datos personales para realizar una investigación exhaustiva de tu vida privada eso sin mencionar que también puedes ser localizado por las autoridades desde tu mismo GPS.
Por si fuera poco, el artículo 197 de la ley establece que la Secretaria de Gobernación tiene la autoridad de bloquear las señales de telecomunicación en situaciones, eventos o lugares críticos de seguridad nacional; algo así como lo que ocurre en el aspecto de comunicación ciudadana en Venezuela o en Ucrania actualmente en donde los gobiernos de dichos países las redes de comunicación están reguladas por el estado.
Foto tomada de: http://queretaroock.com
No es de esperarse que esta reforma sea el punto de partida para cambiar el rumbo democrático de nuestra nación.

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